martes, 31 de agosto de 2010

RUBINOOS - BACK TO THE DRAWING BOARD (1979)

La perfecta combinación entre Beatles y Beach Boys, aunque de sonido acelerado como consecuencia de una indigestión de coca-cola y caramelos. Eso podemos decir que es el power pop. Los Rubinoos son uno de los más claros ejemplos del género, demostrando con sus canciones que el azúcar no está reñido con el rock and roll.

Procedentes de Berkeley (California) y formados por el cantante y guitarrista Jon Rubin (de cuyo apellido tomaron el nombre) y el compositor, cantante y teclista Tommy “TV” Dumbar, los Rubinoos nacieron en una época en que el pop, tal como se entendía en sus orígenes, no estaba bien visto. Los sonidos amables y azucarados de los 50 y 60 eran despreciados en pro de aburridos solos de guitarra y rock pesado y tedioso (con excepción, por supuesto, del Glam). Completando la formación con el bajista Royse Adler y el batería Don Spindt y basando su sonido en el rock and roll primerizo y el pop y bubblegum de los 60, consiguen que la compañía independiente Bersekley Records les fiche y graban dos discos, de los cuales “Back to the drawing board” es el segundo, producido por el presidente de la compañía Mathew “king” Kaufman.

Este disco, que es alabado en su época por la crítica (sobre todo británica), sigue siendo un gran desconocido en nuestros días y sin embargo debe considerarse, junto al primer lp de Paul Collins Beat y pocos trabajos más, como uno de los pilares de un género, el power pop, que pese a ser despreciado por la crítica “enterada”, no deja de ser junto al punk un movimiento revitalizador del rock and roll en una época en que estaba muerto y enterrado. Para empezar, “Back to the drawing board” contiene uno de los singles más claros de ese género, la vitamínica “I wanna be your boyfriend”, tema para corear y saltar hasta caer rendido, pero el resto no palidece ante su grandeza: temas igualmente energéticos como la perfecta “Ronnie”, “Drivin music” o la divertidísima “1-2-3 forever”, gemas de pop almibarado y adolescente como la “beachboyana” “Jennifer” y “Promise me”, o la que es mi favorita: una versión de “Hold me”, canción escrita originalmente por Dick Haymes y popularizada en los 60 por P.J. Proby, a la cual los Rubinoos saben inyectar testosterona suficiente como para hacer saltar todo por los aires.

Tras la edición de este disco, los Rubinoos desaparecieron, únicamente para juntarse eventualmente en los 80, pero desde 1999 han resucitado rejuvenecidos y al contrario que la mayoría de sus compañeros de generación que hacen lo mismo, en vez de tratarse de la típica reunión llena-bolsillos, Rubin y Dumbar están editando discos que nada tienen que envidiar a los que hicieron en los 70. Encima parece ser que sus directos son demoledores. Ojalá vuelvan por aquí pronto porque la última vez me los perdí. ¡Viva los Rubinoos!