miércoles, 5 de enero de 2011

2010: EL PASADO TAMBIÉNI IMPORTA

Hola, como opción alternativa a la típica lista de discos del año, aquí os dejo una lista de los descubrimientos, venazos y reenamoramientos que he sufrido en 2010, siempre de discos que no han sido editados en este año. La lista correspondiente a lo nuevo llegará en breve, espero...

1. MOONDOG: "MOONDOG" (1969)


Louis Thomas Hardin, más conocido como Moondog, era un músico absolutamente genial, compositor de música magnifica a caballo entre el jazz y la clásica, que un buen día decidió apartarse de la sociedad y vivir en las calles de Nueva York, vestido con ropa que él mismo confeccionaba y que estaba basada en el dios Thor.Le llamaban por ello "el vikingo de la sexta avenida". Ya entrado en años, comenzó a ser conocido, más allá de por sus excentricidades, por lo interesante de una propuesta musical visionaria, plasmada en discos que suenan marcianos, mucho más allá de los corsés preestablecidos en los géneros en los que se mueven, sobre todo en este aparecido ya en su vejez, que contiene piezas de una amplitud y ampulosidad casi cinematográficas. ¿Cómo pudo un vagabundo ciego y lunático componer música semejante?

2. ALMENDRA: "ALMENDRA" (1969)

Luis Alberto Spinetta ha sido uno de los pilares en los que se ha cimentado el rock argentino en lo que va de los sesenta hasta nuestros días. Almendra es el primero de sus proyectos (después vendrían otros grupos capitales como Pescado Rabioso o Spinetta Jade), que despega en 1967 con la edición de algunos singles de psicodelia llena de candor e inocencia, sobre todo gracias a la sedosa voz de Spinetta, pero con una inyección de ácido más que importante, en los que ya se apuntan las maneras que les llevarían a editar este maravilloso "Almendra", disco de sonido algo más progresivo pero que sigue disparando melodías enormes y sobre todo, contiene clásicos imperecederos como la garagera "Ana no duerme", la melancólica "Fermín" o la directamente magistral "Muchacha (ojos de papel)", clásico instantáneo sólo por el cual merece ya la pena comprar el disco. Si estos tíos hubiesen sido norteamericanos seguro que hoy en día este disco estaría en todas las listas habidas y por haber de "lo mejor de todos los tiempos". Una pena que sea difícil conocerlos fuera de las fronteras argentinas.

3. DAVID BOWIE: "STATION TO STATION" (1976)

Evidentemente, este no es un descubrimiento de última hora que he hecho de Bowie. Simplemente, la reedición del disco que ha aparecido este año (junto con un suculento doble en vivo que probablemente sea lo mejor en ese formato que se ha editado del Duque Blanco), ha hecho que redescubra un disco que actualmente casi considero el mejor y más completo -con permiso de Ziggy, no se lleven las manos a la cabeza- de su autor. Su autor, un hombre sobrepasado por su éxito en América, encerrado en su mansión y sustentado únicamente por una dieta de cocaína y pimiento rojo, necesita imperiosamente volver a Europa. "Station to Station" significa ese retorno y a la vez un compendio de todo lo aprendido por el camino y lo que estaría por venir. Desde el comienzo con el grandísimo tour de force que da título al disco, visionariamente influenciado por el Kraut-rock más alucinado pero manteniendo la pulsión rock, asistimos a un amalgama de sonidos que van desde el Philly Soul de "Golden Years", el rock marciano de "TVC 15", la ensoñación de "Stay" o la tristeza infinita de un "Wild is the wind", robado a Nina Simone. Hay muchos discos de Bowie, pero todos están en este.

4. MAX ROMEO AND THE UPSETTERS: "WAR INA BABYLON" (1976)


Este disco, junto con "Police & thieves" de Junior Murvin y "Party time" de los Heptones, conforma lo que se ha dado en llamar la sagrada trinidad de los discos producidos en el estudio Black Ark, propiedad del genio Lee Scratch Perry. Aunque el disco lo firman a medias Max Romeo y él, no hay duda de que su grandeza se debe sobre todo al genio creativo de Perry, considerado el Phil Spector jamaicano, que con su técnica "upsetter" de producción, subiendo los bajos al máximo, revolucionó la música jamaicana y en cierto modo influyó también en el pop. Con canciones enormes, como "One step foward", "Uptown babies" o "War ina Babylon", se trata de un disco muy roots, combativo y revolucionario, además de ultra-potente en cuanto a sonido, gracias sobre todo a la aportación del grupo de acompañamiento, los Upsetters, la banda de Perry.

5. FUGAZI: "THE ARGUMENT" (2001)


Tensión, energía, electricidad, en una palabra: ROCK. Así, con mayúsculas, con toda la intención de la palabra. Pocos discos capturan esa idea en toda su magnitud. Pocos artistas tienen la madurez, sensatez y maestría como para dejarse llevar y facturar sonidos que realmente lleguen a algo sin importar otros factores, que realmente son coyunturales. Lo que encontramos en "The Argument" se llama honestidad. El disco te lleva consigo a un mundo paralelo en que la adrenalina es la reina. Sí, no lo dudéis, esta siempre ha sido una música escapista, una música intensa que busca la escapada de la mediocridad. Ian McKaye y sus muchachos se saben el libro de instrucciones a la perfección, pero llegó un momento en que lo tiraron al retrete y produjeron esto: todo un tratado de cómo hacer un disco de rock sin tapujos, con canciones como soles y directo a los huevos.

6. NICK GARRIE: "THE NIGHTMARE OF J.B. STANISLAS" (1969)

Músico inglés vive dedicado a sus labores como profesor de idioma en Francia. En sus ratos libres se dedica a componer y tocar por París canciones en tono folk, acordes con la atmósfera bohemia que le rodea. Un buen día, surge la oportunidad de grabar un disco en ese país, aunque eso sí, en el idioma de la reina madre. Pese a los deseos de Garrie, los productores llenan de arreglos barrocos sus composiciones, que pasan a formar un conjunto de dream pop, a caballo entre Scott Walker y sonidos de pop tierno como Beach Boys y Honey Bus, constituyendo una obra de sonido único, plagada de canciones mayúsculas. La jugada, en cuanto a producción, salió perfecta, pero el disco se hundió en las listas francesas sin pena ni gloria y nadie se acordaba de él hasta este año, en que se ha reeditado por todo lo alto en formato de doble cd, con un buen número de extras. Un acto de justicia de lo más necesario.

7. TERRY CALLIER: "OCCASIONAL RAIN" (1972)


Terry Callier es una anomalía digna de paladares sibaritas. A diferencia de la mayoría de músicos negros de los 60 y 70, Callier se ha mantenido en un eclecticismo difícil de definir, a caballo entre blues, soul, funk o Jazz. Sus discos son elegantes y profundos como pocos. Este "Occasional Rain", de 1972, ese un claro ejemplo de lo que digo. Texturas sedosas formadas por instrumentaciones maravillosamente ejecutadas y producidas. Sensaciones más que agradables al oído y canciones enormes como "Ordinary Joe", sin duda alguna uno de mis temas favoritos de soul setentero.

8. LOW: "THE GREAT DESTROYER" (2005)


Este año vi a Low interpretar íntegramente este disco en el Auditori del Fórum de Barcelona. Las palabras "carne de gallina" no son suficientes para definir las sensaciones que me produjeron. Evidentemente, no he descubierto este disco este año, pero de alguna manera la interpretación que contemplé de sus canciones, generando una liturgia casi religiosa, me ha proporcionado un nuevo punto de vista. Si antes me gustaba mucho este disco, ahora me parece una obra maestra de proporciones faraónicas. Escuchadlo, joder.

9. MIGUEL RIOS: "MIRA HACIA TI" (1969)


El primer disco en solitario de Miguel Ríos para Hispavox es una auténtica joya de principio a fin. Con arreglos de Waldo de los Ríos y varias canciones del brinco Fernando Arbex, además de las archiconocidas "El Río" o "Vuelvo a Granada", contiene trallazos del calibre de "No sabes como sufrí", "Contra el cristal" o "Yo sólo soy un hombre". Un disco enorme, sincero y directo que ofrece una imagen diferente del estereotipo que se tiene de él.

10. CRAZY HORSE: "CRAZY HORSE" (1971)

No todo iba a ser estar de comparsas del Neil Young. Los Horse tenían su talento propio y así lo demuestran en un disco enorme en que las composiciones del gran jefe (la inédita "Dance dance dance") se entremezclan con las propias, como la archiconocida, gracias a versiones posteriores por otros artistas, "I don't wanna talk about it", o composiciones del productor, nada menos que Jack Niztsche, que entrega maravillas como "Carolay" o "Crow jane lady". Para la ocasión, la banda contó con una adición excepcional: Nils Lofgren, gran guitarrista que ha acompañado a Young en muchas giras y que en la actualidad es miembro permanente de la E Street Band de Springsteen. En definitiva, una gran banda a la que se le añade un gran guitarrista, un gran productor y cuenta con grandes canciones no podía hacer otra cosa que un gran disco. Y así fue.

11. DESTROYER: "STREETHAWK: A SEDUCTION" (2001)


Un disco que escuché compulsivamente durante una temporada difícil este año. De alguna forma, la manera intrincada con que Dan Bejar teje sus canciones me atrapa obsesivamente y me hace sentir bien. Basado en una especie de cruce imposible entre Bowie y Pavement, el desarrollo de los temas que componen este disco (el quinto de su carrera) navega sobre letras extensísimas, muchas veces con aspiraciones de himno y, pese a los a veces horribles arreglos y producción, logra un sonido expansivo que engancha sin saber por qué. El candor con que expresa Bejar su incontinencia lírica y musical tiene un encanto naïve raras veces encontrable en compañeros de generación (sin sentir vergüenza ajena, claro está). Destroyer son sin duda uno de los secretos mejor guardados de Canadá y merecen un puesto entre lo mejor del pop actual.

12. THE IMPRESSIONS: "THE YOUNG MOD'S FORGOTTEN STORY" (1970)

Antes de que Curtis Mayfield comenzara su etapa en solitario comenzó a explotar su faceta social y reivindicativa con su grupo de toda la vida. Recién adquirida la independencia, pues había puesto en marcha su propia compañía discográfica, "Curtom Records", nada podía pararle a la hora de decir lo que tenía que decir. Sorprendentemente, y pese al poco potencial comercial que estos alegatos suelen tener, dos canciones del disco tan poco complacientes como el alegato "poder negro" que es "Choice of colours" o la irónica "Mighty Mighty (spade & whitey)" fueron éxitos y hoy en día son auténticos clásicos que conviven en el disco junto a maravillas como la que le da título o repertorio más soul y más romántico como "The girl I find" o la magnífica "Soulful love". Un clásico imperecedero.
13. TRAFFIC: "JOHN BARLEYCORN MUST DIE" (1970)

En 1967, Steve Winwood, junto con Dave Mason, Jim Capaldi y Chris Wood formó Traffic en un intento de juntar su gusto por el soul y el rhythm and blues con los sonidos psicodélicos imperantes. La jugada le salió a pedir de boca, con dos discos mayúsculos, pero las rivalidades de egos causaron la separación en 1969. Curiosamente, en 1970 regresan sin Mason y ya con Winwood totalmente a las riendas producen este "John Barleycorn must die" mucho más enfocado hacia el progresivo con tintes Jazzy folk, que pese a esos ingredientes no aburre ni un solo segundo con hits mayúsculos (pese a su minutaje) como "Glad", "Freedom rider" o la que titula el disco. Un clasicazo.

14. PREFAB SPROUT: "PROTEST SONGS" (1989)

Paddy McAlloon es uno de los orfebres más grandes que el pop haya conocido. Sus canciones son de una delicadeza y una sabiduría magnas. En una década como los 80, bastante yerma en cuanto a calidad compositiva, él supo conjugar comercialidad con calidad como nadie lo hizo. Discos como "Steve McQueen" o este "Protest songs" grabado inmediatamente después, pero aparecido 4 años más tarde, son despliegues de maestría del Gershwin de nuestro tiempo.

15. JOHN MARTYN: "SOLID AIR" (1973)

Las canciones de Martyn tienen una belleza quebradiza, cristalina, muy parecida a la que tienen las de Nick Drake, gran amigo suyo y persona a la cual está dedicada este disco, que es el más recordado de su extensa carrera. "Solid air" es un disco para momentos muy determinados, especialmente para escuchar cuando se está solo. Tiene algo íntimo en sus canciones que arrastra. La canción que le da título, "Don want to know", "May you never" o la más enérgica y bluesera "I'd rather be the devil" son canciones de sonido amplio y apabullante que se adelantan en este aspecto a su tiempo.

16. STANDSTILL: "VIVA LA GUERRA" (2006)



Un buen dia Enric Montefusco y sus chicos dejaron de ser unos jovenzuelos que se dedicaban a hacer hardcore en inglés y pasaron a ser uno de los grupos que más sabiamente han defendido el rock en castellano en este país durante los últimos años. Como si de un nuevo grupo se tratara, el homónimo "Standstill" ya apuntaba maneras, pero es en "Vivalaguerra" donde efectivamente puede decirse que en el rock patrio hay un antes y un después de este disco, donde la inteligencia de sus letras, la sabia y enrevesada construcción de las canciones o la conceptualidad del conjunto hacen aparecer ésta como una obra desinhibida, total y clásica desde su publicación. ¿Cómo no asombrarse ante "1,2,3, sol", "Yo soy el Presidente de la escalera" o "La mirada de los mil metros"?. Uno de los mejores discos editados en este país. Y punto.