jueves, 7 de mayo de 2009

HOWLIN' WOLF- "HOWLIN' WOLF" (1962)


Poco podía Arthur Chester Burnett, más tarde conocido como "Lobo aullador", cuando trabajaba como granjero en Mississipi, que el diablo que tenía metido dentro le encumbraría como una de las referencias básicas del blues de Chicago -el blues eléctrico- y, sobre todo, que llegaría a alumbrar esta obra de portada tan representatíva, una de las cumbres del género.


Apoyado por lo mejorcito de la escudería de la compañía Chess records y con el arma mortífera de las composiciones del grandísimo Willie Dixon, este "album de la mecedora", como es más conocido, despliega una lección magistral de blues tocado con las tripas y cantado por un hombre en el cénit de sus posibilidades vocales (o de sus aullidos).
Plagado de clásicos como "Wang dang Doodle", "Shake for me", "Back door man", "Little Red Rooster" o "Spoonful" y con unas letras con muchas más referencias sexuales de las que eran deseables en la época (la citada "Back door man" habla con poco tapujo sobre el sexo anal, por ejemplo) y con una actitud en su ejecución que se nota influida por la visión del blues que el rock and roll ya había impuesto en esos años. Son canciones que sudan, se arrastran, tiemblan y se infectan, sin dar cuartel al que las escucha.
Sin duda, ell disco supuso una de las influencias básicas de los jovenes de la British invasion y su respuesta americana: Rolling Stones, Cream, Animals o Doors versionearon una, o varias, de las canciones de este album elevándolas a la categoría de clásicos imperecederos. Y es comprensible: pocos discos de rock and roll consiguen la tensión y excitación que rezuma este trabajo, uno de los más importantes en la historia tanto del blues como del rock and roll.
De adquisición obligada, por supuesto.

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